martes, junio 05, 2007

La extraña enfermedad

Ibn Sina, más conocido en occidente como Avicena, fue un médico persa que vivió entre los siglos X y XI. Está considerado uno de los mejores médicos de la historia y buena prueba de ello es esta historia sobre una de sus curaciones.
"En uno de sus viajes Avicena pasó por la ciudad persa de Gurkhan y fue presentado en la corte del emir Ibn Mahmun. Éste quería saber si era cierta la fama que precedía al médico y le llevó ante un joven que se encontraba pálido, debil y enfermizo. El joven llevaba unos días en que se había encerrado en su habitación y no quería hablar con nadie.
Avicena tras hacer algunas pruebas al joven, le tomó de la muñeca al muchacho para tomarle el pulso.
El médico de la corte comenzó a especular acerca de la inutilidad de las pruebas que Avicena estaba realizando, a lo que el Emir le cortó diciendo:
"De Jurasán a Fhars, de Bagdag a Samarkanda, hasta en los tugurios de Sughut se alaban los métodos de Ibn Sina. ¿Crees que esas alabanzas son infundadas?. Entonces, tal vez deberías estar tú sólo como médico de la corte."
Avicena, quien seguía tomando el pulso al muchacho respondió tranquilamente:
"Disculpe, majestad, ¿podría volver a repetir los nombres de las ciudades que ha citado?".
"De acuerdo, acabo de decir Jurasán, Samarkanda, Fhars, Sughut y Bagdad"
"Gracias, majestad. ¿Hay alguien entre los presentes que viva en Sughut?"
Uno de ellos respondió que era el Jeque de la aldea y Avicena le pregunto si podría decir los nombres de algunas calles.
"Es muy fácil", dijo el jeque, "Sólo hay tres. El Nard, El Khibal y Makhal."
Los presentes estaban perplejos con las preguntas de Avicena. Éste continuó con las pruebas y dijo: "¿Puede decirme los nombres de las familias que viven en la calle El Khibal de Sughut?" y el jeque las fue enumerando. Al pronunciar el nombre de una familia, el médico hizo un gesto y preguntó por los nombres de los integrantes de esa familia.
"Cuatro personas viven allí", comentó el jeque de Sughut, "el cabeza de familia, su mujer y sus dos hijos, un chico y una chica".
"Y ¿cómo se llaman los hijos?". preguntó Avicena.
"El pequeño es Osman y la mayor es la bella Latifah".
Avicena dijo "Latifah, eso es" y en ese momento, el joven comenzó a llorar.
Avicena sentenció: "Majestad, este joven tiene una enfermedad que le hace acelerar el pulso cuando escucha el nombre del puebla, la calle y la mujer que ama. Su melancolía tal vez se debe a que hay algo que impide ese amor."
Y así fué como Avicena superó la prueba y dió muestras de sus amplios conocimientos del cuerpo y la mente humana, así como de los recursos que utilizó su vida para salvar las de los enfermos que acudieron a él.

2 comentarios:

Hurón dijo...

Buenísima historia. Aunque es posible que sea falsa, porque Sughut fue fundada en 1256 y Avicena vivió del 980 al 1037. También puede ser que hubiera más de una Sughut, pero es extraño que el emir la cite como ciudad importante.

potipoti dijo...

Que potito es el amorrr!