A principios de los noventa, antes de la llegada de Fernando Alonso, cuando la fórmula uno la seguían los aficionados más acérrimos y los españoles no entendían palabras como slick, paddock, steem o DRS, llegaba a los salones españoles una recreativa que, aunque trataba un tema ya tocado en otros juegos, suponía un soplo de aire fresco en el mundo de los juegos de motor.
"F1 Grand Prix" nos introducía en el mundo del campeonato mundial de la fórmula uno desde una perspectiva hasta entonces nunca vista. Si los juegos que habíamos visto hasta entonces, nos ponían en tercera persona, tras el coche como en "Pole Position", éste nos situaba en una cámara cenital, es decir, desde arriba.