Antes de las descargas directas, de JDownloader, de Kazaa, de Napster, mucho antes de todo eso, cuando aún no se había inventado la World Wide Web, ni siquiera sabíamos qué era eso de internet, ya había jugones, gente que buscaba la manera de conseguir juegos fuera de los canales comerciales.Corrían los primeros años 80 y los ordenadores dominantes en el mercado era los de 8 bits: ZX Spectrum, Amstrad CPC, MSX, etc... Todos ellos tenían una cosa en común, los programas se solían almacenar en cintas de casette, las mismas que se utilizaban para escuchar música en los Walkman o los reproductores caseros.
El proceso de carga de un juego era lento y pesado. Se le indicaba al ordenador que se iba a cargar un juegos y se pulsaba el botón "PLAY" del reproductor de casette. Después, había que dejar sólo al ordenador durante un rato variable, que dependía de lo grande y complejo que fuera el juego.
Cuando Arbie se marcha de su pueblo para estudiar en la Universidad, no sabe que al volver se encontrará con que su novia se ha hecho lesbiana y lidera, junto a su novia, una protesta contra una franquicia de una cadena de comida rápida, especializada en pollo frito, que ha sido levantada encima del cementerio de los indios Tromahawk. Arbie, llevado por el despecho, decide entrar a trabajar en la pollería objeto de las protestas de su ex-novia.


El mercado de videojuego es muy importante y, quizás, de los que más dinero mueven en el mundo de ocio. Sin embargo, ahí fuera hay una jungla en la que no todos tienen cabida. Hay que luchar contra grandes productoras que copan el mercado. Si quieres hacerte un hueco hay que ofrecer algo nuevo, sugerente y que atraiga a los jugones.
El mundo de la música siempre ha tenido historias acerca de rivalidades entre grupos y/o cantantes aunque, en la mayoría de los casos, no dejaban de ser meras leyendas, como la que atribuye las diferencias personales entre los miembros de The Beatles y The Rolling Stones, de las que se solían reír en su ocasionales salidas nocturnas.